Soplando en círculos.

Cuando me soplás al oído siento que un ángel me habla, diciéndome las palabras más dulces en silencio. Con una brisa que acaricia mi piel, casi dormida de tanta soledad.

"Te espero". Me decís. Y yo como tonto espero, y espero que tu espera sea real.
Tan dañina como cierta, esa sensación de creerte a pesar de tus plagios. Y a pesar de que has robado mil canciones, vendiendolas a la par, gemelas a dos oídos diferentes, creo que algunas palabras simplemente me pertenecen.

"Perdón". Me dijiste, y lanzaste un misil a mi pecho. Yo lo venía entrenando para ese momento. Sabía que volverías a aparecer. Lo endurecí golpeándolo contra la pared de los recuerdos húmedos, taciturnos, llenos de vos. Y como roca, se amasaron mis costillas para no dejarte entrar otra vez.

No me percaté de tu astucia. Afilaste tus besos y color marfil los teñiste para camuflarlos entre mis huesos.

"Qué lástima!". Me dije. "No lo vi venir". ........

Y mi inconsciente me recordó que siempre lo supe, pero que mejor sería que te dejara volver, tomar control, de nuevo... y que todo parezca un accidente.

Susurraste y soplaste de nuevo, pero esta vez en mi cuello, y mis vellos se erizaron. Por que siempre tuve ese sexto sentido. Siempre te siento, aunque no te veo.

"FFFFFFFFFFFFFFFFFFFF"  (soplido).
Y mi aliento dibujó en el aire, aquel secreto de mi alma que sólo saben mis ojos. Y que seguro el viento llevará hasta posarlo en tus oídos, para revelartelo... y sabrás... mi debilidad. Mi arma mortal.

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